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AnónimoOP
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Para perder el mal sabor de boca les tengo esta pequeña aventura muy intensa
Psdt: se le olvidó poner el “OP” en >>2371
Salida a la montaña (2/?)
Por alguna razón mi padre se despertó un día con muchas ganas de visitar naturaleza, el viejo es alguien muy rutinario por lo que mi mamá y yo nos sorprendimos mucho, supongo que la vejez te hace querer revivir los buenos tiempos. No nos costó mucho alquilar un 4x4 y trazar una ruta para nuestra salida, como de costumbre involucré a L en esta salida, nadie tuvo problemas con ello.
Tras un largo viaje de amanecida llegamos a nuestro destino. La montaña es muy hermosa en realidad y tras recorrerla por varias horas nos regresamos a la camioneta para descansar. Los viejos ya estaban cansados así que se quedaron a dormir mientras L y yo nos alejamos para seguir explorando. Ninguno de los dos habíamos ido solo a ver la naturaleza, queríamos probar algo nuevo, ese fue nuestro plan desde un principio.
Ni bien perdimos la camioneta de vista ya tenía las manos en el gordo culo de L, había pasado mucho desde la última vez, la acerqué a mi hundiendo mi erección en su entrepierna mientras masajeaba sus enormes nalgas oyéndola gemir, empecé a besarla en el cuello subiendo a mordidas hasta su boca, a L le encantaba esos tratos. Sin despegarnos me acomodé apoyándome sobre un árbol, tomé una pierna de L y la levanté hacia mí, encontrando el Angulo perfecto para restregar mi erección en todo su coño, simplemente sabroso.
Entre besos de lengua empezamos a intercambiar saliva mientras movíamos la pelvis dándonos placer, luego de un momento solté a L y la puse contra el árbol tomándola del cabello, ella, como de costumbre no se quedó atrás, mientras la sostenía levantó su enorme culo mientras lo bamboleaba para mí, inmediatamente empecé a nalguearla con mi mano libre. Esto apenas estaba empezando pero ya estábamos lo suficientemente calientes para no sentir el frio del lugar.
Entonces L, como una niñita muy obediente, se bajó los jeans una vez se lo pedí, me encantaba lo sumisa que podía ser por momentos. Pude ver en primera plana como su delicioso culo enorme salía de sus pantalones, para mi placer, llevaba unas bragas negras muy cortas que resaltaban en su piel blanca. No pude resistirme, volví a nalguearla viendo como rebotaba su culo. Me desabroché el pantalón y saqué mi pene completamente duro para ponerlo entre sus nalgas y empezar a sobarlo en ellas, L no dejaba de bambolear su trasero levantándolo más, le pregunté “¿te gusta entre tus nalgas?”, ella sonrojada con la voz algo cortada respondió: “me gusta en el coño”.
Demonios, L sabía cómo provocarme, con mucha fuerza la sostuve con ambas manos de las caderas acomodándome detrás de ella y empecé a hacer fricción salvajemente con mi pene de abajo hacia arriba en todo su coño, podía sentir sus fluidos traspasando la tela de sus bragas, como su coño empezaba a hervir mientras sus labios vaginales se abrían para mí. Más de dos años de abstinencia eran una tortura que podía alivianar con estos encuentros, me sentía en el cielo, pero quería más, quería follarmela como un caballo salvaje y llenarla de mi espeso semen hasta el último rincón de su vagina.
Cada vez daba envestidas más fuertes a la par que no daba señales de soltarla, tenía a mi nena parada en la punta de los dedos gimiendo y diciendo mi nombre, en ese momento no me importaba ser escuchado o visto, por lo contario, sentía placer por el riesgo de ser pillado dándole placer a mi hembra, estaba salvaje, dominado por la testosterona. L empezaba a sudar mientras su cuerpo se aflojaba junto al mío, nos movíamos como marionetas manejadas por la lujuria. Apenas liberé una mano le solté una nalgada que fue acompañada por su eco, luego otra y otra y otra. No podía detenerme.
Volví a tomarla del cabello con la mano izquierda jalando su cabeza hacia atrás mientras mi mano derecha no dejaba de azotarla en sus enormes nalgas ya coloradas de tantas nalgadas, estábamos enchufados como perros. No sé en qué momento sucedió, al darme cuenta L estaba temblando del placer mientras una gota de sus fluidos viajaba de su coño hasta sus rodillas, ya se había corrido pero se esforzaba por seguir de pie dándome el culo, entonces la giré y empecé a besarla como si la vida se tratara de ello, nuestras lenguas se trataban de hacer nudos mientras mi mano aterrizaba en su entrepierna caliente para masturbarla, mi nena no se quedó atrás, no es algo a lo que esté acostumbrada.
Tomó con delicadeza mi pene mientras me masturbaba, me ordeñaba con esmero en agradecimiento por el orgasmo, ella sabía muy bien que estaba poseído así que se arrodilló frente a mí y empezó a mamármela como pocas veces lo hacía. Sostenía mi pene, aun masturbándome mientras succionaba con fuerza todo lo que podía meterse a la boca, yo la tomé nuevamente del cabello manipulándola a mi gusto, ahogándola a placer, dominándola como tanto le gustaba. Estaba tan dominado por el momento que no dudé en llevar su boca hacia mis testículos, ella muy obediente empezó a chuparlos mientras seguía masturbándome.
No podía sentir más que placer al ver la carita roja de L llena de saliva escurriéndose por sus labios y su mirada perdida apuntando a mis ojos. “¿eres mi putita?”, “sí papi”, ese fue nuestro único dialogo antes que la echara sobre las hojas secas en el suelo, colocándome sobre ella de misionero para seguir con la fricción, nada podía pararme, era Muhammad Ali en cocaína con la furia Pacquiao manejando a 120km/h sobre los caminos del inca inhalando acetona.
Fue inminente, L volvió a correrse retorciéndose sobre su delgada espalda entre gemidos ahogados. La vi babeando por primera vez, con fluidos cayendo por su hermosa entrepierna dibujando su sabrosa vagina de labios gruesos mientras le temblaban las piernas. Alabada sea afrodita por esta venus, alabado sea Zeus por darme este cuerpo lleno de placeres, alabado sea cronos por este momento. Pero no estaba satisfecho, seguía queriendo más, no pude contenerlo y aun tumbada le subí la camiseta para chuparle las tetas, estaba casi tendido sobre ella, quise continuar hasta acabar pero ella ya estaba muy cansada, era suficiente, al menos por ese momento.
Me sentí algo mal cuando sentí su pecho frio ya que L es muy friolenta, una vez nos pusimos de pie le ayudé a vestirse y nos dimos varios besos, saqué el celular y vi que mis padres me había llamado hace más de 20 minutos, ¿cuánto tiempo nos tomamos?, les regresé la llamada y me inventé una excusa mientras regresábamos con ellos. Fue muy excitante intentar algo al aire libre, la sensación de tener intimidad en un lugar público es especial, talvez sea algún factor psicológico.