Llevo un tiempo leyendo sus relatos familiares y esta vez me anime a contarles uno mío.

No recuerdo bien que edad tenía, entre unos 13-14 años. Mi prima, Karina, de mi misma edad, se quedo a dormir en mi casa por primera vez y debido a que éramos muy unidos, o por azares del destino, me tocó dormir con ella.

Antes de ir a dormir nos quedamos solos los dos en la sala, viendo una película de zombies, la cual mi prima me dijo que le daba miedo. Por lo cual, a mitad de la película, me preguntó si se podía sentar conmigo en el sofá y abrazarla. Estuvimos muy pegados el resto de la película y yo le hacía cariño mientras la abrazaba. Terminó la película y ambos nos quedamos pegados, mirándonos a los ojos, hasta qué le dije, de cobarde, vamos a dormir?

Fuimos a la cama, nos abrazamos y procedimos a dormir. Pero yo no podía quedarme dormido, mi prima me Atria más de lo que quería aceptar y tenerla tan cerca de mi, en un camisón sudado y unos shorts apretados, no pude evitar mover mi mano, lentamente, hasta su pecho. La dejé allí un momento, esperando a ver si había reacción alguna, nada. Procedí a empezar a mover mi mano y acariciar su busto. Tenia la adrenalina a tope, la calentura aún más arriba y mi pene palpitando en mis pijamas. La toque por mucho tiempo, alternando entre ambos pechos, de forma cuidadosa. Lleve mi otra mano a su hermoso trasero y disfrute cada centímetro de su cuerpo, de su olor. Bese su espalda y pensé en meter mi mano debajo de la ropa y sentir la piel de sus senos, tocar sus pezones, pero no me atreví. Ella no hizo ningún ruido, ningún movimiento, se quedo allí, para mi, y me fui a dormir con la suave sensación de su cuerpo en mis dedos.