>>
Anónimo
/#/ 7738
[X ]
>>7736 (OP)
Referencia/Inspiración de Kim (para que se imaginen mejor el relato)
https://gofile.io/d/flXuuL
Cuando Kim entró se encontró con una habitación que funcionaba como sala y comedor, y alrededor había tres habitaciones: dos estaban cerradas y una que parecía ser la cocina no tenía puerta. El olor a meados y humedad era tan intenso que Kin no pudo evitar taparse la nariz con la palma de su mano; “no mames, qué asco”, pensó ella.
—Puede esperarla en el sillón, mi mamá ya no tarda en llegar—dijo Jorgito señalando un viejo y polvoriento sillón que se encontraba en medio de la habitación frente a un mueble con una tele y grasientos y viejos juguetes.
—Sí, gracias…—dijo ella mientras volteando a ver a Jorgito quien se encontraba detrás de ella cerrando la puerta. Notó que el niño no dejaba de verle el culo de reojo.
Kim acostumbraba a vestir ropa deportiva: tops, leggins (de esos que se meten entre las nalgas de las putas que lo usan para resaltar el culo), e impecables tenis blancos; en esta ocasión llevaba un hermoso conjunto deportivo verde ajustado que dejaba al descubierto parte de su espalda. A ella le gustaba vestir esa clase de prendas porque sabía lo que provocaba en los hombres. Le encantaba subir fotos y videos a Instagram con “rutinas para el gym”, aunque muy en el fondo sabía que lo hacía para llamar la atención de los pendejos que le daban follow por morbosos. Y Jorgito no era la excepción.
Cuando ella se sentó notó que el olor a meados aumentaba, por lo que se cruzó de piernas e irguió su espalda para tocar lo menos posible aquel apestoso mueble con su cuerpo.
—Yo me voy a sentar aquí a jugar juegos mientras llega mi mamá—exclamó el niño mientras se sentaba en el otro extremo del sillón con el celular en sus manos.
Después de unos minutos Kim escucho el “clic” típico que se escucha cuando tomas una foto, y al voltear hacia Jorgito vio como este ocultaba rápido su teléfono entre sus piernas. “Pinche chamaco jarioso, me está tomando fotos”, pensó.
—A ver, Jorgito, préstame tu teléfono—dijo mientras estiraba sus brazos hacia el niño.
—No, estaba jugando, no hice nada—chillo Jorgito mientras se hacía bolita.
—¡A ver, pinche chamaco cochino, ya vi que me estás tomando fotos, dame ese pinche celular!—gritó Kim mientras estrujaba al niño para quitarle el celular.
—¡Que yo no hice nada, no me pegue!—chillaba más fuerte el niño mientras lágrimas salían de sus ojos—¡Le voy a decir a mi mamá que me está pegando!—gritó.
—A ver, niño, yo no te estoy haciendo nada—dijo mientras seguía tratando de obtener el teléfono celular, cuando tocó algo pequeño y duro: era el pito de Jorgito. Ella rápidamente se levantó y se hizo para atrás.
“¡Que yo no hice nada, no me pegue! ¡Le voy a decir a mi mamá que me está pegando!”, se escuchó. Jorgito había grabado el momento, y mientras el sostenía el teléfono, Kim aún de pie y molesta miraba el vídeo. Sabía que si alguien más veía el vídeo no solo su hijo iba a estar jodido, sino también ella. Se abalanzó sobre el niño, pero él fue más rápido y corrió por la habitación, chocando contra los muebles mientras ella lo perseguirá, hasta que se escabulló a uno de los cuartos y se encerró. Kim trato de abrir la puerta, pero era inútil. Estaba cerrada por dentro.
—Ya, Jorgito, abre la puerta—dijo Kim con una voz suave para no espantar más al niño.
—¡No, y le voy a decir a mi mamá lo que me hizo cuando llegue!—dijo aun sollozando—¡Y ya escondí el celular y no lo vas a encontrar!
—Ya no llores, Jorgito. Vi que te gusté mucho, y si borras ese vídeo, te puedo hacer un favor—dijo Kim, sin pensar con claridad por la desesperación.
—¿D-de verdad?—dijo Jorgito con una voz más alegre mientras se escuchaba como se sorba los mocos.
—Sí, ven, miamor, aquí te espero en el sillón—dijo con una voz coqueta mientras se dirigía hacia el sofá.